Compromiso político imprescindible: Igualdad, feminismo y derechos humanos en riesgo
La cita clave de las campañas electorales parece ser, incluso antes de que comiencen, "El Hormiguero". En su aparición en el programa del miércoles, Alberto Núñez Feijóo hizo esfuerzos sobrehumanos por resultar simpático y cercano, alejándose de la imagen de un político serio al que no te imaginas contando un chiste mientras toma una cerveza. Es interesante imaginar a Borja Sémper pasando todo el día preparando al jefe para que intentara ser... carismático. Sin embargo, resulta complicado cuando no te has bajado del coche oficial o del partido desde que tenías 29 años, debido a tu larga carrera política. Pero Feijóo lo intentó y no salió mal del entuerto.
Pablo Motos le planteó las preguntas que el Partido Popular no pensaba que le afectarían mucho, cuando Pedro Sánchez anunció la convocatoria de elecciones. Feijóo salió como pudo del tema de los pactos con Vox, afirmando que el PP no permitirá que se cuestione la existencia de la violencia de género. Sin embargo, hubo un tema en el que naufragó de forma estrepitosa, el de la ley de eutanasia, con una respuesta que incluía una frivolidad inexplicable.
Un día después de que Pedro Sánchez saliera muy bien librado en el mismo programa, a Feijóo le tocaba mantener un buen nivel y dejar algunas cosas claras en relación a los acuerdos con la extrema derecha. Sólo unos días antes, el ABC había elegido como titular de portada no una noticia, sino una patada en el trasero de Génova, y por tanto en el de su líder: "El PP ya ha perdido 15 días de precampaña en sus enredos con Vox". Advertía que habían empezado de pena el sprint final. "Le va a perseguir lo de Vox", le dijo Pablo Motos, refiriéndose al texto del acuerdo de Valencia en el que sólo se mencionaba la "violencia intrafamiliar". "No es sólo una palabra", le advirtió.
Feijóo intentó escabullirse en primer lugar: "Se hace hincapié en la violencia doméstica. Ese documento no está en contra de la ley de violencia de género de la Comunidad Valenciana". Luego, afirmó que las políticas de igualdad son importantes para su partido y que no permitirán que se cuestione la existencia de la violencia de género. Sin embargo, estas respuestas no lograron despejar las dudas sobre la postura real del PP en relación a Vox y sus postulados.
Es preocupante que en pleno siglo XXI, todavía haya partidos políticos que busquen acuerdos con formaciones de extrema derecha que cuestionan derechos fundamentales y promueven discursos de odio. Es inadmisible que se pretenda normalizar la violencia doméstica o que se intente silenciar el problema de la violencia de género bajo la etiqueta de "violencia intrafamiliar". La lucha por la igualdad y la erradicación de la violencia machista no pueden ser compromisos negociables.
Es necesario recordar que el feminismo es una lucha por la justicia social, por la igualdad de oportunidades y por el fin de la opresión y la discriminación basada en el género. No se trata de una cuestión de ideología, sino de derechos humanos. Es imprescindible que los partidos políticos asuman un compromiso real con la igualdad de género y que no se plieguen a las exigencias de aquellos que buscan perpetuar la desigualdad y la violencia contra las mujeres.
En este sentido, es fundamental que los votantes estemos atentos a las posturas y acuerdos de los partidos políticos en relación a la igualdad de género y a la defensa de los derechos de las mujeres. No podemos permitir que se pongan en riesgo los avances logrados hasta ahora en la lucha contra la violencia machista y en la conquista de derechos sexuales y reproductivos.
En definitiva, es necesario un compromiso firme por parte de los partidos políticos en la defensa de los derechos laborales, el feminismo, el ecologismo