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opinión

La política del espectáculo: cómo las juventudes del PP prefieren las copas a los temas importantes

La política del espectáculo: cómo las juventudes del PP prefieren las copas a los temas importantes

La política actual se caracteriza por una gran fluidez, lo que ha llevado a que las juventudes del PP hayan tenido más éxito invitando a copas y chupitos que el propio líder del partido en las urnas. Ahora, el activismo de la derecha consiste en mostrar el carnet de Nuevas Generaciones en la entrada de las discotecas de Madrid para obtener un acceso "preferente" a los mejores reservados y disfrutar de "privilegios" todas las noches de la semana.

En contraposición a esta superficialidad, los temas políticos que afectan a la ciudadanía han quedado relegados a un segundo plano. La última reunión de la junta directiva de Madrid, por ejemplo, se centró en las negociaciones sobre los controles de alcoholemia en lugar de en las luchas fratricidas de la izquierda. Una muestra más de cómo la política se ha convertido en una cuestión de apariencias y no de sustancia.

Es triste ver cómo la política se ha reducido a una competición por ver quién bebe más y quién tiene más acceso a los lugares de ocio. En lugar de discutir sobre cuestiones de importancia para la ciudadanía, como la educación, el medio ambiente o los derechos laborales, se han convertido en insignificantes anécdotas triviales.

La superficialidad y la falta de compromiso son dos de los principales males que aquejan a la política actual. La ciudadanía necesita líderes que se preocupen por sus problemas y necesidades reales, no por quién tiene acceso a los reservados de moda. Es necesario recuperar la política como un espacio de debate y reflexión, en el que se discutan propuestas concretas para mejorar la vida de la gente.

Es hora de dejar atrás la política del espectáculo y la frivolidad y trabajar juntos por una sociedad más justa y equitativa. Una sociedad en la que los derechos laborales estén protegidos, la igualdad sea una realidad y el medio ambiente sea una prioridad. Una sociedad en la que todos tengamos el mismo acceso a la educación, la salud y el bienestar.

En resumen, la política no puede ser reducida a una cuestión de copas y chupitos. Es necesario que los líderes políticos se comprometan con la ciudadanía y trabajen juntos por un futuro mejor para todos. Solo así podremos construir una sociedad más justa y equitativa para las generaciones futuras.