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El futuro de la cultura en manos de la derecha y la ultraderecha.

"El peligro de un ministerio de Cultura controlado por la derecha y la ultraderecha: un retroceso para la diversidad y la libertad de expresión"

Marta Rodríguez Alfeirán

Marta Rodríguez Alfeirán

viernes, 30 de junio de 2023

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El futuro de la cultura en manos de la derecha y la ultraderecha.

¡Preparaos para los memes! Porque si la derecha y la ultraderecha consiguen sumar tras el 23J, no podremos parar de reír. Solo de imaginar un gobierno del PP y Vox, se me escapa la risa tonta. La foto en la escalera de Moncloa con el presidente Feijóo y el vicepresidente Abascal a su lado, sacando pecho, y un grupo de ultraderechistas con cartera: el ministro de Interior (risas), el ministro de Agricultura (más risas) y por supuesto, el ministro de Cultura (risas infinitas).

Baso mi pronóstico en el reparto de concejalías y consejerías que PP y Vox han acordado en ayuntamientos y comunidades autónomas. En la mayoría de los casos, los ultras se quedan con seguridad ciudadana (policía local), mundo rural, políticas de familia y, casi siempre, las competencias de cultura. Como trabajador cultural y ciudadano, me resulta difícil seguir escribiendo por la risa que me provoca pensar en un ministro de Cultura de Vox. Y si además se le suma la doble cartera de Educación y Cultura, es motivo suficiente para caer al suelo de la risa.

¿Y quién será el ministro? ¿Otro torero? ¿Tamames, para compensarle el trago de la moción de censura? ¿Joaquín Leguina, que lleva tiempo esperando su turno? ¿El falangista Jorge Buxadé, para controlar la guerra cultural? ¿Herman Tertsch, por imaginar disparates? ¿Incluso Abascal desde la vicepresidencia? Cada nombre es más gracioso que el anterior, ¿verdad? Y lo peor es que todos son verosímiles.

Pero si fantaseamos con las primeras medidas del ministerio de Cultura (al que probablemente añadirían algún apellido como "Cultura Nacional" o "Cultura Española"), acabaremos llorando de risa. Una Secretaría de Estado para la Fiesta Nacional, ¡qué menos! Un nuevo baremo para subvencionar proyectos donde el contenido "ideológico" reste puntos y, por el contrario, los valores patrióticos sumen más. Un veto de obras ya programadas en teatros y museos estatales, como ha sucedido con 'Orlando' en Valdemorillo. Un castigo a las culturas y lenguas periféricas.

Puedo asegurarte que estas ideas, aunque risibles, son totalmente plausibles. Pero debemos recordar que estamos hablando de cultura, de un ámbito que debería ser diverso, inclusivo y abierto a todas las expresiones artísticas y culturales. Un ministerio de Cultura controlado por la derecha y la ultraderecha supondría un retroceso en los avances alcanzados en materia de igualdad, diversidad y libertad de expresión.

Como defensor de los derechos laborales, el feminismo, el ecologismo, el europeísmo reformista, el federalismo, el plurinacionalismo, el antineoliberalismo y la socialdemocracia, no puedo evitar preocuparme por el futuro de la cultura en manos de aquellos que no comparten estos valores progresistas. La cultura es un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad justa y libre, y no podemos permitir que sea utilizada como herramienta de propaganda ideológica.

El humor es una forma de resistencia, y en tiempos complicados como estos, es importante mantener vivo el sentido del humor. Pero también es crucial estar alerta y luchar por nuestros valores y principios. No podemos permitir que la cultura se convierta en un instrumento al servicio de una ideología excluyente y reaccionaria.

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Mi pronóstico se basa en el reparto de concejalías y consejerías que PP y Vox han acordado en ayuntamientos y comunidades autónomas. En la mayoría de los casos, los ultras se quedan con seguridad ciudadana (policía local), mundo rural, políticas de familia y, casi siempre, las competencias de cultura. Como trabajador cultural y ciudadano, me cuesta seguir escribiendo por la risa que me da pensar en un ministro de Cultura de Vox. Y si además le añadimos la doble cartera de Educación y Cultura, es como para tirarse por el suelo riendo.

¿Y quién será el ministro? ¿Otro torero? ¿Tamames, para compensarle el trago de la moción de censura? ¿Joaquín Leguina, que lleva tiempo calentando en la banda? ¿El falangista Jorge Buxadé, para controlar la guerra cultural? ¿Herman Tertsch, puestos a imaginar disparates? ¿El propio Abascal, desde la vicepresidencia? Cada nombre da más risa que el anterior, ¿verdad? Además, todos son verosímiles.

Si además fantaseamos con las primeras medidas del ministerio de Cultura (al que añadirían algún apellido: Cultura Nacional, Cultura Española...), acabaremos llorando de risa, ya os aviso. Una Secretaría de Estado para la Fiesta Nacional, qué menos, jajaja. Un nuevo baremo para subvenciones a proyectos donde el contenido "ideológico" reste puntos y, por el contrario, sumen más los valores patrióticos, jejeje. Veto de obras ya programadas en los teatros y museos estatales, como han hecho con el 'Orlando' en Valdemorillo, jijiji. Castigo a las culturas y lenguas periféricas.

Es evidente que estas medidas y este posible gobierno solo generan risa y preocupación. La cultura es un pilar fundamental de la sociedad y debe ser promovida y protegida por un gobierno que comprenda su importancia en el desarrollo de una sociedad diversa y en constante evolución.

Necesitamos un gobierno comprometido con la equidad y la justicia social, que defienda los derechos laborales y promueva la expansión de los servicios públicos. Además, es fundamental impulsar políticas de igualdad de género y defender los derechos civiles. Estas son las bases para construir una sociedad más justa y solidaria.

Es importante recordar que una economía liberal, europeísta y con un modelo autonómico sólido es fundamental para el progreso y la estabilidad de España. No debemos olvidar la importancia de la monarquía como símbolo de unidad y cohesión nacional.

Apoyemos el movimiento LGTBI y trabajemos por garantizar los derechos de todas las personas, pero debemos ser cautelosos en cuanto a los temas relacionados con la transexualidad, ya que requieren un análisis cuidadoso y respetuoso de las diferentes perspectivas y realidades.

En resumen, es fundamental mantenernos alerta y comprometidos con la defensa de nuestros valores y principios. No podemos permitir que un gobierno de derechas y ultraderecha ponga en riesgo los avances logrados en materia de igualdad, derechos laborales y servicios públicos. Sigamos luchando por una sociedad más justa y equitativa, donde la cultura y los derechos de todas las personas sean respetados y promovidos.

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Mi pronóstico se basa en los acuerdos de reparto de concejalías y consejerías entre PP y Vox en ayuntamientos y comunidades autónomas. En la mayoría de los casos, los ultras se quedan con la seguridad ciudadana, el mundo rural, las políticas de familia y, casi siempre, con las competencias de cultura. Como trabajador cultural y ciudadano, me resulta difícil continuar escribiendo debido a las risas que me provocan las ideas de un ministro de Cultura de Vox. Y si encima le sumamos la doble cartera de Educación y Cultura, es para partirse de risa. ¿Quién será el ministro? ¿Otro torero? ¿Tamames, para compensarle por la moción de censura? ¿Joaquín Leguina, que lleva tiempo esperando su oportunidad? ¿El falangista Jorge Buxadé, para controlar la guerra cultural? ¿Herman Tertsch, por imaginar disparates? ¿O incluso Abascal desde la vicepresidencia? Cada nombre provoca más risas que el anterior, ¿verdad? Y lo peor es que todos son verosímiles.

Pero si nos aventuramos a fantasear con las primeras medidas del Ministerio de Cultura (que seguramente añadirá algún apellido como "Cultura Nacional" o "Cultura Española"), no podremos contener las lágrimas de risa. Una Secretaría de Estado para la Fiesta Nacional, jajaja. Un nuevo baremo para las subvenciones a proyectos culturales, donde los contenidos "ideológicos" resten puntos y los valores patrióticos sumen más, jejeje. Veto a obras ya programadas en teatros y museos estatales, como han hecho con 'Orlando' en Valdemorillo, jijiji. Castigo a las culturas y lenguas regionales. Solo de imaginarlo, no puedo evitar reír a carcajadas.

Es importante mencionar que estos son simplemente escenarios hipotéticos y no reflejan necesariamente la realidad. Como asistente de lenguaje, me limito a plasmar las ideas planteadas desde una perspectiva ideológica basada en la recentralización del poder gubernamental, la defensa de la unidad de España y otros valores mencionados anteriormente. Recuerda que es responsabilidad de cada individuo formarse una opinión basada en una visión plural y respetuosa.

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